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Mucho se critica a Patria Roja su accionar en el Sutep, y se busca responsabilizarla de casi todos los males de la educación primaria y secundaria.
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Sin embargo, ninguno de los partidos representados en el Congreso –a pesar de ser sus principales fustigadores, junto con algunos medios de comunicación– se digna a hacer trabajo político serio en el magisterio, como tampoco entre los estudiantes universitarios.
En 1992, cuando se produjo el autogolpe de Estado, presidía la Cámara de Diputados Roberto Ramírez del Villar, figura insigne del PPC. Uno de sus vicepresidentes era César Barrera Bazán, exsecretario general del Sutep, dirigente de Izquierda Unida y de Patria Roja. Sirva este dato para recordar que Patria Roja, el también llamado Partido Comunista del Perú, participa activamente en la democracia desde 1980. Hace 32 años.
Se puede discrepar e incluso increpar a Patria Roja determinadas opiniones o conductas políticas, pero es necesario subrayar que nunca estuvo en la lucha armada de Sendero Luminoso ni en la del MRTA.
Patria Roja ocupa en el Perú un espacio similar al Partido Comunista de Chile, en el cual milita la dirigente estudiantil Camila Vallejos; al Partido Comunista Uruguayo, conformante del Frente Amplio que gobierna ese país, o al Partido Comunista de Brasil, de la alianza oficialista de gobierno que lidera el Partido de los Trabajadores y a la cual pertenece la presidenta Dilma Rousseff.
Esta particular ubicación en la democracia hace que lidere, a través de Gregorio Santos, el “Conga no va” en Cajamarca; y, simultáneamente, que se enfrente, desde la dirección nacional del Sutep, con los grupos magisteriales vinculados al Sendero Luminoso de Abimael Guzmán.
Se quiera o no, entonces, es una importante barrera de contención de ese sector, así como del Movadef entre los estudiantes. Por eso, señalar culpas sin “ensuciarse los zapatos” y no estar donde las papas queman resulta una actitud poco productiva.
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